AndulaciónHábitos saludablesPatologíasCirculación y linfa: hinchazón y pesadez

08/05/20250

En nuestro cuerpo, la sangre y la linfa son dos fluidos imprescindibles para el funcionamiento de nuestro organismo, ambos tienen un papel fundamental para mantenernos sanos. Mientras la sangre, impulsada por el corazón, transporta oxígeno y nutrientes, el sistema linfático es el encargado de eliminar residuos y toxinas para defender a nuestro organismo de posibles complicaciones y mantener fuerte nuestro sistema inmune. Debe existir un equilibrio entre el funcionamiento de ambos sistemas ya que si alguno falla o sufre algún alteración en su rendimiento, pueden surgir problemas circulatorios y de drenaje linfático que tendrán un impacto en nuestra calidad de vida. En esta publicación, veremos la relación entre ambos sistemas y qué podemos hacer para favorecer su correcto funcionamiento.

Circulación sanguínea y sistema linfático: dos autopistas interconectadas

Primero, haremos una breve introducción a ambos para así entender las funciones y interconexión de ambos sistemas y que esto nos ayude a comprender cómo los problemas en uno afectan al otro.

  • Sistema circulatorio sanguíneo: Es la red de vasos sanguíneos (arterias, venas y capilares) por la que circula la sangre, impulsada por el corazón. Su principal función al salir del corazón, es transportar oxígeno, nutrientes, hormonas y otras sustancias esenciales a los tejidos, y en su retorno al corazón recoger los productos de desecho y el dióxido de carbono para su eliminación.
  • Sistema linfático: Es un tejido de vasos linfáticos, ganglios linfáticos y órganos linfoides (como el bazo y el timo) cuya función principal es drenar el líquido que rodea las células, lo filtra a través de los ganglios linfáticos para eliminar bacterias, virus y otras sustancias extrañas, y una vez »limpio» lo devuelve al torrente sanguíneo. Por esta razón, juega un papel vital en la respuesta inmunitaria de nuestro organismo.

La relación entre ambos sistemas es evidente a nivel de los capilares sanguíneos ya que parte del líquido que sale de ellos hacia los tejidos y se reabsorbe directamente a la sangre, pero el resto, junto con proteínas grandes y otras sustancias que no pueden entrar directamente en los capilares sanguíneos, es absorbido por los capilares linfáticos. Si este drenaje linfático no se realiza adecuadamente, el líquido se acumularía en los tejidos y podría afectar a la circulación sanguínea al ejercer presión sobre los vasos.

Como afectan algunos problemas circulatorios al drenaje linfático

En algunas ocasiones, si la circulación sanguínea no es efectiva, puede tener consecuencias directas en el funcionamiento del sistema linfático, algunos ejemplos claros, son afecciones como la insuficiencia venosa o la arterioesclerosis. En estos casos, se producirán problemas asociados como:

  • Sobrecarga linfática: Una circulación sanguínea insuficiente, puede causar un aumento de la presión en los capilares sanguíneos y esto por lo tanto, una mayor cantidad de líquido que debe ser drenado por el sistema linfático. Si los capilares linfáticos no pueden asimilar esta sobrecarga, se acumulará líquido y se formarán edemas.
  • Inflamación: Los problemas circulatorios a menudo van acompañados de una hinchazón, que puede llegar a cronificarse y dañar los vasos linfáticos y dificultar su función de drenaje.
  • Menos oxígeno en los tejidos: Una circulación deficiente implica menos aporte de oxígeno y nutrientes a los tejidos, lo que puede debilitar las paredes de los vasos sanguíneos y linfáticos, facilitando que sufra daños.

Problemas de drenaje linfático y como afectan la circulación sanguínea

Por otro lado, un sistema linfático que no tiene un funcionamiento adecuado también puede afectar a la circulación sanguínea, algunos de los problemas asociados mas claros:

  • Linfedema: Puede darse una acumulación de líquido debido a un drenaje linfático deficiente que ejerza presión sobre los vasos sanguíneos, dificultando el flujo de la sangre y la llegada de oxígeno y nutrientes a los tejidos, produciendo entonces, un edema linfático.
  • Fibrosis tisular: Si la situación anterior (linfedema) se produce de forma crónica, puede llegar a formarse tejido fibroso en la zona afectada, lo que comprimirá aún más los vasos sanguíneos y linfáticos.
  • Mayor riesgo de infecciones: Un sistema linfático ineficiente dificulta la eliminación de patógenos, y esto a su vez, puede aumentar el riesgo de infecciones que, a su vez, pueden dañar los vasos sanguíneos.

Síntomas y causas

Los problemas circulatorios y de drenaje linfático pueden manifestarse de diversas formas:

Síntomas comunes:
  • Hinchazón (edema): Especialmente en piernas, tobillos y pies, pero también en brazos. Puede variar a lo largo del día.
  • Sensación de pesadez y cansancio: En las extremidades afectadas.
  • Dolor o molestias: Que pueden ir desde una sensación leve hasta un dolor más intenso.
  • Cambios en la piel: Enrojecimiento, calor, sequedad, picazón o incluso ulceraciones en casos avanzados.
  • Sensación de tensión o tirantez en la piel.
  • Calambres musculares.
  • Varices o arañas vasculares.
Causas y factores de riesgo:
  • Insuficiencia venosa crónica: Dificultad de las venas para retornar la sangre al corazón.
  • Sedentarismo: La actividad muscular ayuda al bombeo de la sangre y la linfa, de esta forma la falta de actividad causará una disminución del bombeo.
  • Obesidad y sobrepeso: Aumentan la presión sobre el sistema circulatorio y linfático.
  • Infecciones: Pueden inflamar y dañar el sistema linfático.
  • Enfermedades crónicas: Como la diabetes o enfermedades cardíacas.
  • Factores genéticos: Predisposición a problemas circulatorios o linfáticos.
  • Estilo de vida: Tabaquismo, mala alimentación y deshidratación pueden afectar la circulación.
  • Linfedema primario: Malformaciones congénitas del sistema linfático.
  • Linfedema secundario: Causado por la extirpación de ganglios linfáticos (por ejemplo, tras un cáncer de mama), radioterapia, cirugías o traumatismos.

Prevención y tratamiento

Adoptar hábitos saludables es fundamental para prevenir problemas circulatorios y de drenaje linfático, algunos consejos incluyen:

  • Estilo de vida activo: Realizar ejercicio regularmente, especialmente actividades que involucren el movimiento de las piernas (caminar, nadar, bicicleta).
  • Controlar el peso: Evitar el sobrepeso y la obesidad reduce la presión sobre ambos sistemas.
  • Seguir una dieta equilibrada: Rica en fibra, frutas y verduras, y baja en sal y grasas saturadas.
  • Mantenerse hidratado: Beber suficiente agua favorece la fluidez de la sangre y la linfa.
  • Evitar el sedentarismo: Si trabajas sentado, levántate y camina brevemente cada hora.
  • Utilizar ropa cómoda: Evitar prendas ajustadas que puedan dificultar la circulación.
  • Elevar las piernas: Especialmente al descansar, para favorecer el retorno venoso y linfático.
  • Evitar el tabaco: El tabaquismo daña los vasos sanguíneos.
  • Cuidado de la piel: Mantener la piel hidratada y evitar lesiones para prevenir infecciones.

 

 

Por otra parte, el tratamiento de los problemas circulatorios y de drenaje linfático debe ser integral y adaptado a cada caso. La elección del tratamiento más adecuado dependerá de la valoración de un profesional de la salud. La combinación de diferentes terapias y la adopción de un estilo de vida saludable son clave para mejorar la circulación y el drenaje linfático, aliviando los síntomas y mejorando la calidad de vida. Además de las recomendaciones médicas y los cambios en el estilo de vida, diversas terapias pueden ser de gran ayuda:

Ejercicio terapéutico: Programas de ejercicios específicos, supervisados por un fisioterapeuta, pueden mejorar la fuerza muscular, la movilidad y favorecer el bombeo de la sangre y la linfa.

Presoterapia: Esta técnica aplica presión de aire controlada en diferentes partes del cuerpo mediante unas botas o otros accesorios. Ayuda a mejorar la circulación venosa y linfática, reduciendo la retención de líquidos y la sensación de pesadez en las piernas.

Drenaje linfático manual: Una técnica de masaje suave y específico que ayuda a estimular el sistema linfático y a movilizar el líquido acumulado.

Andulación: Esta terapia utiliza vibraciones mecánicas y calor infrarrojo de onda corta para estimular la circulación sanguínea y linfática. Las vibraciones ayudan a movilizar los fluidos y aliviar la congestión, mientras que el calor favorece la vasodilatación y la relajación muscular. La andulación puede ser un complemento eficaz para mejorar el drenaje linfático, reducir la hinchazón y aliviar el dolor asociado a problemas circulatorios.

Vendaje compresivo: El uso de vendas o medias de compresión ayuda a mejorar el retorno venoso y linfático, reduciendo la hinchazón.

 

 

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