Usamos el término ciática para describir los síntomas dolorosos que se originan en la parte inferior de la espalda y pasan por los glúteos hacia la parte posterior de la pierna pudiendo alcanzar hasta el pie. Hoy nos predisponemos a hablar de esta dolencia que, aunque habitualmente tiende a afectar a una sola extremidad puede también llegar a ser de afectación bilateral y ser de lo más incapacitante.
¿Qué es la ciática?
El nervio ciático nace en las tres últimas lumbares, y los tres nervios que salen de esas últimas lumbares se juntan formando un tronco que pasa por la parte posterior del muslo. Es muy frecuente el dolor de quemazón y hormigueo, cuando existe afectación del nervio ciático, el dolor puede llegar hasta nuestro pie y dependiendo del grado de compresión que tengamos nos puede producir además de dolor, hormigueo, o incluso falta de movimiento, ya que también es un nervio motor.
De esta manera, denominamos ciática a aquel conjunto de síntomas relacionados con una afectación del nervio ciático. De una forma más técnica, se refiere al dolor causado por la compresión o irritación del nervio ciático.
Causas de la ciática
Es importante dejar claro que la ciática no es una enfermedad como tal sino el conjunto de síntomas causado por alguno de estos motivos:
- Presencia de hernia discal lumbar: Realizar movimientos repetidos de flexión y extensión de la espalda cargando o no pesos puede desencadenar un aumento de presión dentro del disco. Cuando esta presión es superior a la resistencia ejercida por anillo fibroso, se produce un desgarro y por consiguiente la salida de parte del núcleo. En los casos en que el tamaño de la hernia es suficientemente grande, puede comprimir una raíz nerviosa.
- Síndrome piramidal: El síndrome piramidal o piriforme es una neuropatía por atrapamiento. La sintomatología se caracteriza por dolor en cadera y región glútea. Se produce por la compresión del nervio ciático en su paso bajo el músculo piramidal cuando este está alterado por un traumatismo, hipertrofia u otro tipo de lesión.
- Enfermedad degenerativa de los discos: Con la edad, los discos de la columna vertebral pueden empezar a desgastarse. Si los discos se desgastan demasiado, el espacio entre cada vértebra se comprime, esto aplicará presión a la raíz del nervio ciático.
- Fractura vértebra: El nervio ciático puede comprimirse si la parte de la vértebra que forma una articulación se rompe o fractura, lo que se conoce como espondilólisis.
- Espolones óseos: Una partícula de hueso (osteofito) en la vértebra puede aplicar presión a las raíces del nervio ciático. Estos espolones óseos con frecuencia se forman cerca de vértebras dañadas en pacientes con artrosis.
- Estenosis espinal: Consiste en un estrechamiento del espacio por el que pasan la médula espinal y las raíces del nervio ciático, causando compresión. Este estrechamiento puede ser causado por la artritis o la edad.
- Espondilolistesis: Las vértebras están diseñadas para estar apiladas una sobre otra para así aportar mayor estabilidad. Si una vértebra de la región lumbar se desliza hacia adelante sobre la vértebra que está debajo (espondilolistesis) puede comprimir el nervio ciático.
- Cáncer o metástasis ósea en la zona: En estos casos, el dolor de espalda es persistente y puede empeorar al recostarse la persona. En ocasiones se acompaña de hormigueo, debilidad o parálisis de las extremidades inferiores.
Tratamiento
En este campo, dejando previa constancia de la posibilidad de seguir un tratamiento conservador o quirúrgico, indicaremos las diferencias entre el tratamiento farmacológico y el no farmacológico.
Tratamiento farmacológico
Para el tratamiento del dolor en estos casos, suelen prescribirse fármacos analgésicos, antiinflamatorios no esteroides y relajantes musculares. En casos excepcionales, puede recurrirse a otro tipo de medicaciones como los antiinflamatorios esteroides o los antidepresivos tricíclicos.
Tratamiento no farmacológico
En este apartado queremos hacer hincapié en la posibilidad de tener que iniciar el tratamiento con unos 3-4 de reposo total, además, comentar las medidas higiénico-posturales, el uso de corsés y cinturones lumbares, la rehabilitación o fisioterapia, el uso de tratamientos no invasivos con la finalidad de paliar el dolor y restablecer la movilidad como es el caso de la Andulación y en última instancia, la cirugía.
Andulación y ciática
Existen tratamientos como la Andulación dirigidos a mejorar la sintomatología de la ciática. El efecto combinado del calor infrarrojo de onda corta y las vibraciones dirigidas a un único punto produce una dilatación de los vasos y, como consecuencia, una clara mejora de la circulación sanguínea y del flujo linfático, lo que tiene un efecto de profunda relajación en todo el cuerpo; de esta forma se reduce la presión sobre el nervio ciático y se liberan los bloqueos que pueden estar pinzando el nervio. Además de esto, su efecto sobre el sistema linfático facilitará la eliminación de los residuos metabólicos y otras substancias tóxicas o nocivas del organismo aumentando la sensación de bienestar y disminuyendo el dolor.
Por otro lado, la Andulación, la sensación de bienestar gracias a la superposición de las señales de dolor permite avanzar relativamente rápido y hace que los pacientes recuperen su movilidad.
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