Día mundial dePatologíasDefendamos nuestra salud mental

10/10/20250

Hoy celebramos el Día Mundial de la Salud Mental, este año bajo el lema: Compartimos vulnerabilidad, defendamos nuestra salud mental. Un recordatorio de que todos, en algún momento, podemos sentirnos frágiles ante circunstancias difíciles, como emergencias, pérdidas o situaciones de gran estrés, y que es fundamental apoyarnos mutuamente para proteger nuestro bienestar psicológico.

Uno de los grandes retos de nuestra sociedad es el impacto del estrés, la ansiedad y la depresión. Estos trastornos, cada vez más frecuentes, pueden afectar a la calidad de vida, al descanso y a la capacidad de relacionarnos con los demás. Reconocer nuestra vulnerabilidad no es signo de debilidad, sino un paso esencial para buscar ayuda y encontrar que nos ayuden a recuperar el equilibrio.

¿Lo sabias?

  • 1 de cada 8 personas en el mundo experimenta un trastorno mental a lo largo de su vida.
  • La depresión y la ansiedad son los trastornos mentales más comunes.
  • El estrés crónico puede tener un impacto significativo en nuestra salud mental.

La salud mental abarca el bienestar emocional, psicológico y social del individuo. Afecta a cómo pensamos, nos sentimos y actuamos al enfrentarnos a nuestro día a día y ayuda a marcar como manejamos el estrés, cómo nos relacionamos y las decisiones que tomamos. Es importante cuidar nuestra salud mental en todas las etapas de la vida desde niños hasta que envejecemos.

Además, la salud mental y la salud física están estrechamente relacionadas. Cuando la mente sufre, el cuerpo también lo hace, al igual que una persona que convive con un trastorno físico a diario también verá afectado su estado emocional. El estrés, la ansiedad y la depresión son tres de los trastornos más comunes en la sociedad actual, y muchas veces se retroalimentan entre sí, generando un círculo difícil de romper si no se busca apoyo.

Estrés

El estrés es una reacción natural del organismo ante situaciones de tensión o amenaza. En pequeñas dosis, puede ser positivo porque nos ayuda a estar alerta y afrontar retos. Sin embargo, cuando se convierte en estrés crónico, deja de ser útil y comienza a desgastar nuestra salud.

Las personas con estrés prolongado suelen experimentar:

  • Fatiga constante que no mejora con el descanso.

  • Dolores musculares y contracturas, especialmente en cuello, hombros y espalda.

  • Problemas de concentración y memoria, que dificultan el trabajo o los estudios.

  • Alteraciones digestivas, aumento de la presión arterial y otros síntomas físicos.

Vivir bajo un nivel de estrés continuo no solo afecta al bienestar emocional, también incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, metabólicas o del sistema inmunitario.

Ansiedad

La ansiedad es un mecanismo de defensa natural, pero se convierte en un problema cuando aparece de forma persistente y sin causa justificada. La persona siente que está en constante “estado de alarma”, lo que resulta agotador para cuerpo y mente.

Los síntomas más comunes incluyen:

  • Tensión constante y sensación de no poder relajarse.

  • Nerviosismo e irritabilidad ante situaciones cotidianas.

  • Insomnio o dificultades para conciliar el sueño, lo que perpetúa el cansancio.

  • Síntomas físicos como palpitaciones, sudoración excesiva o sensación de falta de aire.

Cuando la ansiedad se mantiene en el tiempo, puede limitar la vida diaria, afectando a las relaciones sociales, la productividad laboral y la calidad de vida en general.

Depresión

La depresión no es simplemente “estar triste”. Se trata de un trastorno complejo que afecta a la manera en que pensamos, sentimos y actuamos. Puede aparecer tras experiencias dolorosas o sin un motivo aparente, y muchas veces se mantiene de forma prolongada.

Entre sus manifestaciones más frecuentes se encuentran:

  • Bajo estado de ánimo persistente y pérdida de interés por actividades que antes resultaban placenteras.

  • Falta de energía y motivación, que dificulta las tareas cotidianas.

  • Alteraciones del sueño (insomnio o, en algunos casos, dormir en exceso).

  • Dolores físicos sin causa aparente, como cefaleas o molestias musculares.

  • Sentimientos de inutilidad o culpa que agravan aún más el malestar emocional.

La depresión no solo repercute en la mente; también deteriora la salud física, aumentando la sensación de dolor y debilitando la capacidad del organismo para recuperarse.

Estas tres condiciones no deben entenderse como problemas aislados. Con frecuencia, el estrés mantenido puede derivar en ansiedad, y la ansiedad prolongada puede desembocar en depresión. Todas comparten un mismo trasfondo: afectan tanto a la mente como al cuerpo, y requieren un abordaje integral que combine apoyo profesional, hábitos de vida saludables y terapias complementarias que ayuden a reducir sus síntomas.

Mejora tu salud mental

Prevención de la Salud Mental

La OMS describe la prevención en la salud mental como compleja y multidimensional, dirige sus medidas a reducir la prevalencia y recurrencia de los trastornos mentales, reducir la duración de los síntomas, los factores de riesgo y prevenir o retrasar la aparición de recaídas y así reducir el impacto que tienen en aquellos que los padecen y sus más allegados. Aunque no siempre podemos evitar situaciones estresantes, existen muchas cosas que podemos hacer para promover nuestra salud mental. Algunas recomendaciones incluyen:

  • Ejercicio regular: La actividad física libera endorfinas, que tienen efectos antidepresivos.
  • Dieta saludable: Una alimentación equilibrada proporciona a nuestro cuerpo los nutrientes necesarios para funcionar correctamente.
  • Sueño adecuado: El descanso es esencial para la recuperación mental y física.
  • Conexión social: Mantener relaciones saludables con amigos y familiares proporciona apoyo emocional.
  • Técnicas de relajación: La meditación, el yoga y la respiración profunda pueden ayudar a reducir el estrés.

 

Andulación como apoyo al bienestar psicológico

La terapia de andulación, aplicada con el dispositivo Andumedic 3, combina vibración mecánica y calor infrarrojo para estimular los procesos naturales del organismo. Este tratamiento puede ser un aliado eficaz en el manejo del estrés, la ansiedad y la depresión, ya que:

  • Favorece la relajación profunda, ayudando a reducir la tensión muscular acumulada por el estrés.

  • Estimula la liberación de endorfinas, neurotransmisores relacionados con la sensación de bienestar y alivio del dolor.

  • Mejora la calidad del sueño, un aspecto clave para la recuperación emocional y física.

  • Apoya la circulación y oxigenación de tejidos, contribuyendo a una mayor vitalidad y energía.

La salud mental, un derecho necesario. ¡Prioriza tu salud!

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