AndulaciónPatologíasUn paso más en el tratamiento: Unidad del dolor

10/09/20250

El dolor crónico, ya sea físico o neurológico, puede condicionar también a las emociones, el descanso y la calidad de vida de quienes lo padecen. Cuando el dolor persiste durante meses y no responde de forma adecuada a los tratamientos convencionales, los pacientes suelen ser derivados a la unidad del dolor. En esta publicación, queremos explicarte qué es, en qué consiste y cómo puede integrarse con otros tratamientos efectivos o beneficiosos para mejorar los síntomas día a día.

¿Qué es la unidad del dolor?

La unidad del dolor es un servicio médico especializado y multidisciplinar que se dedica a valorar y revisar el tratamiento de pacientes con dolor crónico, o con múltiples causas asociadas que no han encontrado alivio en los tratamientos convencionales o más conservadores.

En estas unidades se atienden habitualmente afecciones de origen físico y neurológico: dolores musculoesqueléticos, articulares, neuropáticos o asociados a intervenciones quirúrgicas previas. Aunque se reconoce que el dolor también tiene una dimensión emocional y social, el foco de estas unidades está puesto en el control de las molestias físicas y en la recuperación funcional del paciente.

Su misión es ofrecer un abordaje integral y personalizado, adaptado a las necesidades de cada persona. Esto permite que pacientes que llevaban tiempo sin encontrar soluciones efectivas o mejoría de sus síntomas puedan acceder a tratamientos coordinados por un equipo multidisciplinar.

¿En qué consiste la unidad del dolor?

El funcionamiento de una unidad del dolor se basa en la valoración global del paciente. Tras una primera consulta, se revisa y elabora la historia clínica, debe ser detallada y, en muchos casos, incluir pruebas diagnósticas específicas. Con esta información, los especialistas de las áreas indicadas, diseñan una estrategia terapéutica individualizada. El abordaje desde la unidad del dolor se basa entonces en:

  • Una evaluación interdisciplinar en la que participan médicos, fisioterapeutas, psicólogos y otros profesionales de la salud.

  • Tratamientos personalizados, adaptados a cada paciente según sus síntomas, antecedentes y estilo de vida.

  • Seguimiento continuo, imprescindible para ajustar las intervenciones y mejorar la adherencia al tratamiento.

El objetivo principal será reducir el dolor, mejorar la funcionalidad y recuperar la autonomía del paciente y para ello puede recurrir a:

  • Ajustes farmacológicos para un control más eficaz del dolor.

  • Tratamientos de fisioterapia y programas de ejercicio terapéutico.

  • Intervenciones médicas específicas como bloqueos nerviosos o infiltraciones.

  • Incorporación de tratamientos aplicados al dolor, tanto en consulta como en el domicilio.

Lo más relevante es que la unidad del dolor no busca únicamente enmascarar los síntomas, sino mejorar la movilidad, recuperar la autonomía y devolver calidad de vida al paciente. El seguimiento es un paso fundamental: será necesario realizar revisiones periódicas para valorar la evolución y ajustar el tratamiento siempre que sea necesario.

Patologías más comunes que derivan a la unidad del dolor

Los pacientes que son derivados a la unidad del dolor suelen presentar dolencias complejas o diversas de ellas, que han requerido múltiples consultas médicas anteriormente sin encontrar un alivio suficiente de los síntomas. Entre las patologías derivadas a la unidad del dolor más frecuentes encontramos:

  • Lumbalgias crónicas y hernias discales, que limitan gravemente la movilidad.

  • Fibromialgia y síndromes de dolor generalizado, con molestias musculares complejas y generalizadas.

  • Artrosis y enfermedades degenerativas que provocan rigidez y dolor articular.

  • Neuropatías periféricas, como la neuropatía diabética, que causan dolor y alteraciones de la sensibilidad.

  • Pacientes oncológicos, que precisan un control especializado y continuo.

  • Dolor postquirúrgico, cuando las molestias persisten meses después de una intervención.

  • Síndrome de dolor miofascial y contracturas que no responden a tratamientos convencionales.

Estas son solo algunas de las afecciones más comunes que la unidad del dolor trata, mostrando que no está dirigida a un perfil único de paciente, sino a cualquier persona cuyo dolor se ha mantenido en el tiempo y requiere una atención más especializada.

Prevención del dolor

Podríamos decir que cualquier persona en algún momento de su vida ha sufrido dolor y por ello será de vital importancia evitar que este dolor se cronifique y así prevenir la aparición de otras posibles complicaciones o afecciones relacionadas con la dolencia siempre que se pueda.

Aunque el dolor puede tener múltiples causas, podemos tomar medidas para prevenirlo o reducir su impacto:

  • Ejercicio regular: Mantener una actividad física adecuada fortalece los músculos y mejora la flexibilidad.
  • Alimentación saludable: Una dieta equilibrada proporciona los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento del organismo.
  • Postura correcta: Evitar posturas forzadas y mantener una postura adecuada ayuda a prevenir dolores musculares y articulares.
  • Gestión del estrés: Practicar técnicas de relajación como la meditación o el yoga puede reducir el estrés y la tensión muscular.

Tratamiento del dolor

Es importante destacar que no debemos ignorar o infravalorar al dolor. Si estás experimentando un dolor que se prolonga en el tiempo, consulta a tu médico para recibir un diagnóstico preciso y el tratamiento adecuado. El tratamiento dependerá de su causa y gravedad. En caso de ser derivado a la unidad del dolor, es posible que además del tratamiento pautado, te recomienden otras opciones de tratamiento menos invasivas ya que algunos son compatibles con otras terapias que pueden optimizar los resultados positivos para el paciente.

Compatibilidad con otros tratamientos

1. Terapias físicas y manuales

La fisioterapia es un pilar fundamental en el tratamiento del dolor. Mediante técnicas manuales, ejercicios de movilidad y programas de fortalecimiento, se ayuda al paciente a recuperar función, disminuir tensiones musculares y prevenir recaídas. Integrar estas terapias dentro de la unidad del dolor permite potenciar los resultados obtenidos con otros tratamientos médicos.

2. Tratamientos farmacológicos

En muchos casos, el uso de fármacos sigue siendo necesario. Sin embargo, uno de los beneficios de un abordaje integral es que, al combinar medicación con otras terapias, se pueden reducir las dosis y los efectos secundarios, lo que repercute en una mejor calidad de vida del paciente.

3. Tratamientos domiciliarios

Enfocados a mejorar la calidad de vida de los pacientes, mejorando los síntomas que les afectan en su día a día. Cada paciente requerirá de una evaluación individualizada para decidir cual es la mejor opción en su caso. Estos tratamientos tienen además diversas ventajas:

  • Permiten al paciente dar continuidad al tratamiento desde casa.

  • Favorecen un descanso más reparador, reduciendo las molestias nocturnas.

  • Se adaptan a diferentes patologías musculoesqueléticas y neurológicas.

  • Son compatibles con otros tratamientos además de fisioterapia, ejercicio y medicación, sin interferencias.

Su uso siempre debe estar supervisado por un profesional para garantizar que la frecuencia y la intensidad se ajustan a las necesidades del paciente.

Andulación y dolor

La andulación es una terapia no invasiva ni farmacológica que puede utilizarse también de forma domiciliaria. Combina vibraciones mecánicas y calor infrarrojo para aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida. Esta terapia, aplicada a través de dispositivos como el Andumedic 3, actúa a nivel muscular y circulatorio, proporcionando múltiples beneficios:

  • Alivio del dolor: Reduce la tensión muscular y la inflamación, aliviando dolores crónicos como los de espalda, articulaciones y fibromialgia.
  • Mejora la circulación: Estimula la circulación sanguínea, favoreciendo la oxigenación de los tejidos y acelerando la recuperación.
  • Relajación profunda: Promueve la relajación muscular y mental, reduciendo el estrés y la ansiedad.
  • Fortalecimiento muscular: Aumenta la fuerza y la resistencia muscular, mejorando la postura y la movilidad.

Plántale cara al dolor, recupera tu calidad de vida.

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