Hoy vamos a hablar de las diferencias de dos de las patologías de mayor incidencia en la espalda, la hernia y protusión discal, ambas afectan al disco vertebral y pueden generar un cuadro clínico similar entonces, ¿Qué las diferencia?
La columna vertebral se compone por 26 huesos que proporcionan estabilidad al tronco y protegen a la médula espinal. Entre vertebra y vertebra se encuentra el disco intervertebral, una especie de cojinete gelatinoso que aporta flexibilidad a la columna y además hace de amortiguador. El disco vertebral está relleno de una sustancia gelatinosa llamada núcleo pulposo que a su vez está rodeada por el llamado anillo fibroso que lo protege y mantiene intacto cuando se aplican fuerzas en la columna.
Las fibras que componen este anillo fibroso con el paso de los años se van degenerando por las tensiones que sufre la columna, esto a su vez provoca una deshidratación del núcleo que da lugar a pequeños desgarros. Si esta situación se alarga en el tiempo, poco a poco las fibras van perdiendo su capacidad de regeneración y pueden causar diversas patologías.
¿Qué es una Protusión discal?
La Protusión discal es la patología que tiene lugar cuando las fibras del anillo fibroso empiezan a deteriorarse y deformarse hasta abombarse, esto provoca que el núcleo pulposo se deforme y se vea empujado produciendo una deformación de la estructura del disco. Esta patología suele afectar a mayores de 40 años y en muchas ocasiones no produce síntomas, sin embargo, si al deformarse lo hace hacia algún nervio puede generar grandes molestias en la espalda y un dolor agudo en la zona de la lesión.
Si la protusión se encuentra en la zona cervical es probable que el dolor irradie a los brazos y si se encuentra en la zona lumbar a la pierna. En algunos casos, si la protusión es muy grande o existe inflamación, puede llegar a comprimir la raíz nerviosa pudiendo causar también pérdida de sensibilidad, hormigueo o disminución de la fuerza.
¿Qué es una hernia discal?
Nos referimos a hernia discal cuando parte del núcleo se ve forzado a pasar a través de una parte debilitada del anillo fibroso, este desplazamiento, suele presionar terminaciones nerviosas cercanas o incluso a la médula. Las causas más comunes que pueden originar una hernia son una lesión o distensión del disco que conlleva a un desplazamiento del núcleo presentando síntomas de dolor, entumecimiento y debilidad. La región lumbar suele ser la más afectada por esta patología seguida de la cervical siendo la menos frecuente de todas, la dorsal. Las hernias, habitualmente van acompañadas de una radiculopatía asociada a la lesión del disco y son más comunes en hombres de mediana o avanzada edad.
¿En que se diferencia una Protusión de una hernia discal?
En pocas palabras y para fácil entendimiento, se podría decir que la protusión es la fase previa a que se produzca una hernia discal.
Al hablar de una protusión discal, las fibras del anillo fibroso se abomban y esto produce una deformación de la estructura del disco, en cambio, cuando hablamos de una hernia, el anillo fibroso está tan afectado o incluso roto que produce un desplazamiento del núcleo fuera del disco, en estos casos, el pinzamiento de alguna terminación nerviosa es mucho más probable acentuando así la sintomatología ocasionada.
En ambos casos, es posible que se de la existencia de la patología sin presentar sintomatología o que el dolor ocasionado no sea constante y se vea empeorado después de posiciones mantenidas, por la noche, después de realizar algún esfuerzo, contener la respiración, estornudar, toser o reírse. Y en cualquiera de los casos será más común presentar sintomatología si se es diagnosticado de una hernia que de una protusión.
Factores de riesgo
Existen algunos factores que pueden acentuar el riesgo de padecer alguna de estas patologías que afecta mayormente a hombres de mediana edad entre ellos encontramos:
- Sobrepeso
- Levantar objetos pesados
- Doblar o rotar repetidamente la espalda
- Mantener una misma postura durante mucho tiempo
- Sedentarismo
- Tabaquismo y otros tóxicos
- Edad
- Ocupación laboral
Prevención
Para prevenir cualquiera de estas lesiones será importante mantener un peso saludable y mantener la musculatura del abdomen y la espalda fuertes para que hagan correctamente de sostén y no permitan que las fuerzas que se ejercen sobre la columna deriven en patologías discales, de igual forma, será importante adecuar el entorno de trabajo para evitar malas posturas mantenidas y utilizar las técnicas adecuadas para levantar pesos.
¿La Andulación me puede ayudar a prevenir o como tratamiento?
La terapia de Andulación puede ser un gran aliado tanto para prevenir posibles lesiones de la espalda como para tratarlas si ya las padecemos.
La combinación de las vibraciones y el calor por infrarrojo nos ayudará a oxigenar la musculatura gracias a la activación sanguínea que se da al realizar la terapia que además aportará los nutrientes necesarios a la musculatura para su correcto funcionamiento.
Actuará también deshaciendo posibles contracturas que existan y por lo tanto permitiéndonos no solo un correcto movimiento sino también recuperarnos tras esfuerzos o posibles posiciones mantenidas.