Como cada año, este 29 de septiembre celebramos el Día Mundial del Corazón. Este año, bajo el lema »No pierdas un latido» la celebración, busca recordarnos la importancia de cuidar este órgano vital y de adoptar hábitos saludables que nos ayuden a prevenir las enfermedades cardiovasculares, que siguen siendo la primera causa de mortalidad en el mundo.
¿Qué es el corazón y cuál es su papel en el organismo?
El corazón es un órgano vital que funciona como una bomba muscular ubicada en el tórax, justo detrás del esternón, entre los pulmones, y descansando sobre el diafragma. Está protegido por una bolsa llamada pericardio, que lo mantiene en su sitio y amortigua los movimientos en cada bombeo que impulsa la sangre por todo nuestro organismo a través del sistema circulatorio. Cada latido le proporciona a la sangre la fuerza necesaria para que circule correctamente por las venas y arterias transportando las sustancias necesarias para que el cuerpo funcione.
De esta forma, nuestro corazón cumple con 4 funciones clave:
- Bombear la sangre: El corazón impulsa la sangre hacia los pulmones para oxigenarse, y luego la envía al resto del cuerpo para nutrir células, tejidos y órganos.
- Distribuir oxígeno y nutrientes: Gracias al bombeo continuo, cada parte del cuerpo recibe lo que necesita para funcionar: oxígeno, glucosa, minerales, hormonas, etc.
- Eliminar desechos orgánicos: La sangre también recoge productos de desecho (como dióxido de carbono y otras sustancias) para llevarlos a los pulmones, hígado, riñones… donde serán eliminados.
- Mantener la presión arterial y el ritmo: Para que todo lo anterior ocurra de forma eficiente, el corazón regula la presión arterial y mantiene un ritmo adecuado de latidos, ajustándose según las necesidades del organismo (por ejemplo, cuando hacemos ejercicio o estamos en reposo).
Factores de riesgo
Las enfermedades cardiovasculares generalmente son el resultado de la combinación de varios factores de riesgo que, con el tiempo, van debilitando al corazón y a los vasos sanguíneos. Identificarlos y controlarlos es fundamental para prevenir complicaciones graves como infartos o insuficiencia cardíaca. Algunos de estos factores de riesgo más comunes incluyen:
Sedentarismo
La falta de actividad física regular reduce la capacidad del corazón y favorece el sobrepeso. Pasar muchas horas sentado, sin realizar ejercicio moderado o caminar a diario, aumenta la probabilidad de desarrollar hipertensión y diabetes, dos grandes enemigos del sistema cardiovascular.
Alimentación poco saludable
Una dieta rica en grasas saturadas, azúcares y sal contribuye a la acumulación de colesterol en las arterias (aterosclerosis), eleva la presión arterial y dificulta que el corazón trabaje de manera eficiente.
Estrés crónico
El estrés mantenido en el tiempo activa mecanismos que elevan la presión arterial y aumentan los niveles de cortisol y adrenalina. Estas hormonas, cuando permanecen elevadas, favorecen la inflamación y sobrecargan el sistema cardiovascular.
Hipertensión arterial
La presión arterial alta es uno de los principales factores de riesgo silenciosos. Muchas personas no presentan síntomas, pero con el tiempo se dañan las paredes de los vasos sanguíneos y aumenta el riesgo de infarto de miocardio, ictus o insuficiencia cardíaca.
Colesterol elevado
El exceso de colesterol LDL en la sangre se deposita en las arterias formando placas que reducen su amplitud y vuelven menos flexible la pared arterial. Esto limita el paso de la sangre y puede llegar a bloquear completamente un vaso sanguíneo.
Fumar
El humo que aspiramos al fumar daña directamente las paredes de los vasos sanguíneos, favorece la formación de coágulos y acelera la aterosclerosis. Cada cigarrillo aumenta la carga de trabajo del corazón y reduce la capacidad de la sangre para transportar oxígeno.
Diabetes y obesidad
Ambas condiciones multiplican el riesgo cardiovascular. La diabetes altera la forma en la que el organismo maneja la glucosa y daña los vasos sanguíneos a nivel microscópico. La obesidad, por su parte, se asocia a hipertensión, colesterol alto y mayor riesgo de insuficiencia cardíaca.
Afecciones cardíacas comunes
Algunas de las enfermedades cardiovasculares mencionadas son la principal causa de muerte a nivel mundial. Las afecciones más comunes incluyen:
- Enfermedad coronaria: Estrechamiento de las arterias que suministran sangre al corazón.
- Infarto de miocardio: Muerte de una parte del músculo cardíaco debido a la obstrucción de una arteria coronaria.
- Hipertensión arterial: Presión arterial elevada que daña los vasos sanguíneos.
- Arritmias: Alteraciones del ritmo cardíaco.
- Insuficiencia cardíaca: Incapacidad del corazón para bombear sangre de manera eficaz.
Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades cardiovasculares causan 17,9 millones de muertes cada año. Sin embargo, muchas de estas muertes se pueden prevenir adoptando hábitos de vida saludables.
Diagnóstico
Para detectar cualquier posible patología cardíaca que tu médico realice un examen físico y te pregunte por tus antecedentes médicos y familiares.
En caso de sospecha de padecer alguna enfermedad cardíaca, tu médico además solicitará otras pruebas complementarias tales como una analítica y radiografía del tórax y en función de lo que se pueda observar en ellas, también será necesario realizar algún electrocardiograma (ECG), ecocardiograma, monitoreo Holter, RTAC, resonancia magnética cardíaca e incluso pruebas de esfuerzo.
Prevención
Por suerte, muchas enfermedades del corazón se pueden prevenir y tratar. Algunas medidas clave incluyen:
- Dieta saludable: Reducir el consumo de grasas saturadas, sodio y azúcares añadidos.
- Actividad física regular: Al menos 30 minutos de ejercicio moderado la mayoría de los días de la semana.
- Control del peso: Mantener un peso saludable.
- No fumar: El tabaquismo es un factor de riesgo importante.
- Control de la presión arterial y el colesterol: Realizarse chequeos regulares y seguir las indicaciones médicas.
Tratamiento
El tratamiento va a variar en función del tipo de enfermedad cardíaca se padezca. En general, el tratamiento para las enfermedades cardíacas a menudo incluye:
- Cambios en el estilo de vida: Podemos reducir el riesgo de enfermedad cardíaca si mantenemos una dieta con bajo contenido de grasa y sodio, acompañada de por lo menos 30 minutos de ejercicio moderado la mayoría de los días de la semana, dejar de fumar y limitar el consumo de alcohol.
- Medicamentos.
- Procedimientos médicos o cirugía.
Andulación: un apoyo en casa para tu salud cardiovascular
La andulación, tecnología aplicada en dispositivos como el Andumedic 3, combina vibración mecánica y calor infrarrojo para estimular la circulación, aliviar tensiones y favorecer la relajación.
Los principales beneficios tras un uso regular incluyen:
- Mejorar la microcirculación, lo que apoya al retorno venoso y ayuda a oxigenar mejor los tejidos.
- Reducir la tensión muscular y sensación de piernas pesadas, frecuente en personas con problemas circulatorios.
- Disminuye el estrés gracias al efecto relajante, con impacto positivo en la presión arterial.
- Mejora la recuperación tras el ejercicio físico, reduciendo rigidez y favoreciendo la regeneración.
Cómo integrar la andulación en tu rutina diaria
- Realizar sesiones de 15-30 minutos, varias veces por semana.
- Combinar su uso con caminatas, ejercicios suaves o estiramientos.
- Aprovecha cada sesión como un momento de relajación y desconexión.
- Mantén hábitos saludables: dieta cardiosaludable, hidratación adecuada y control médico periódico.