La incomprensión es algo en lo que la mayoría de afectados de fibromialgia coincide. Lamentablemente, es de esperar que una patología tan incapacitante, que cursa con un dolor tan intenso y que además, en la mayoría de los casos cuesta mucho de diagnosticar acabe afectando también a la salud mental. En la mayoría de los casos, aquel que sufre los síntomas se siente incomprendido y por desgracia, su estado emocional se acaba viendo afectado. La depresión, ansiedad y el estrés que todo esto supone son trastornos de salud mental que también deben ser tratados.
¿Qué es la fibromialgia?
La fibromialgia es una patología crónica que se caracteriza por un dolor musculoesquelético que puede localizarse por todo el cuerpo de forma generalizada y que presenta una respuesta exagerada al dolor en determinados puntos por estímulos que no deberían resultar dolorosos.
La parte más compleja de esta patología es que no existen alteraciones orgánicas demostrables y que suele ir acompañada de una gran variedad de síntomas entre los cuales destacan una fatiga persistente, problemas en el descanso, rigidez articular y síntomas de componente emocional.
¿Qué son los trastornos de salud mental?
Se entiende por trastorno de salud mental a aquellos que afectan al estado de ánimo, pensamiento y comportamiento.
Los trastornos de salud mental, pueden causar tal sufrimiento a la persona afectada y alterar sus actividades laborales, escolares y familiares, convirtiendose en un problema de salud severo, sobre todo en los casos en que es recurrente y de una intensidad moderada a grave.
Existen diferentes tipos de trastornos de salud mental que son bastante comunes en aquellas personas que conviven con dolor crónico, entre ellos destacamos la depresión, ansiedad, la baja autoestima y los trastornos del sueño.
Fibromialgia y problemas de salud mental
Debido al malestar generalizado que la fibromialgia supone, el paciente se ve afectado o condicionado en la mayoría de los aspectos de su día a día. Por este motivo, si no tratamos adecuadamente toda la sintomatología, podemos llegara a desencadenar otros problemas de salud, entre éstos, los que afectan a la salud mental, los más comunes son la depresión y los trastornos del sueño.
Durante un episodio depresivo, el paciente experimenta un estado de ánimo decaído que puede variar en cada caso en cuanto a tristeza, irritabilidad o incluso sensación de vacío. Es muy común también que se sienta una pérdida de ganas o de ánimo a la hora de enfrentar el día y determinadas actividades.
Además de este estado de ánimo depresivo, se pueden experimentar otros síntomas, entre los que se incluyen la dificultad de concentración, el sentimiento de culpa excesiva o de autoestima baja, la falta de esperanza a largo plazo, pensamientos de muerte o de suicidio, alteraciones del sueño, cambios en el apetito o en el peso y sensación de cansancio acusado o de falta de energía.
Es muy común que estos cambios puedan llegar a suponer dificultades en los ámbitos personal, familiar, social, laboral y demás ámbitos de importancia en nuestros días.
En algunos casos, se puede llegar a somatizar estos cambios en el estado de ánimo.
Los episodios depresivos pueden clasificarse en leves, moderados o graves, en función del número y la intensidad de los síntomas.
Tratamiento
En estos casos, el tratamiento más que nunca deberá ser multidisciplinar. No debemos tratar el trastorno mental como una consecuencia más de la fibromialgia, sino que debemos tratar cada síntoma o afección para lograr un buen pronóstico de mejora. De la misma forma, cada síntoma puede ser derivado al especialista correspondiente. Por lo que refiere a los trastornos mentales, una vez diagnosticado un trastorno depresivo, su psicólogo/psiquiatra elaborará un plan de Intervención Individualizado en el que se incluirán las medidas psicofarmacológicas, psicoterapéuticas y psicosociales adoptadas, en función de la sintomatología observada.
Por otro lado, para las dolencias físicas y demás síntomas directamente asociados a la fibromialgia, tanto su médico de cabecera como el reumatólogo deberán trabajar de la mano para ofrecer el tratamiento más adecuado a cada caso.
Es muy común además que se aconsejen distintas técnicas de relajación o terapias no invasivas y ejercicios para el día a día del paciente ya que ayudarán a mejorar tanto la salud mental como a disminuir los síntomas de la fibromialgia.
También podemos tener en cuenta las acciones que el propio paciente puede llevar al cabo de forma voluntaria como las técnicas de relajación, mantener determinadas actividades que puedan resultar positivas y mantenerse en constante apoyo de aquellos que nos quieren y se preocupan nuestro bienestar, es decir, no aislarnos.
En algunos casos, tratamientos como la Andulación pueden ser un buen complemento para mantener un correcto patrón en el descanso y ofrecer ese aporte de bienestar que tanto necesitamos.