Cada año, miles de personas se someten a una artrodesis para aliviar el dolor crónico de espalda. Esta cirugía, aunque puede imponer mucho respeto o miedo, es una opción eficaz para muchas personas que buscan recuperar su calidad de vida. En esta publicación, nos disponemos a explicaros en qué consiste este tipo de intervención y cómo es su recuperación.
¿Qué es una Artrodesis y por qué se realiza?
La artrodesis es un tipo de intervención quirúrgica que consiste en fusionar o fijar dos o más vértebras para crear una sola unidad ósea. Cuando otras opciones de tratamiento no han sido efectivas en aliviar el dolor crónico de espalda es posible que el especialista opte por este tipo de operación ya que esto proporcionará estabilidad a la columna vertebral al reducir el movimiento y reduciendo la presión o posible compresión nerviosa.
Las afecciones mas comunes por las cuales se suele aconsejar esta intervención incluyen la espondilolistesis, la espondilolistesis degenerativa, las fracturas por compresión o las hernias discales recurrentes.
La columna vertebral se compone por 26 huesos que proporcionan estabilidad al tronco y protegen a la médula espinal. Entre vertebra y vertebra se encuentra el disco intervertebral, una especie de cojinete gelatinoso que aporta flexibilidad a la columna y además hace de amortiguador. El disco vertebral está relleno de una sustancia gelatinosa llamada núcleo pulposo que a su vez está rodeada por el llamado anillo fibroso que lo protege y mantiene intacto cuando se aplican fuerzas en la columna.
Las fibras que componen este anillo fibroso con el paso de los años se van degenerando por las tensiones que sufre la columna, esto a su vez provoca una deshidratación del núcleo que da lugar a pequeños desgarros. Si esta situación se alarga en el tiempo, poco a poco las fibras van perdiendo su capacidad de regeneración y pueden causar diversas patologías.
Las Fases de la Recuperación Post-Artrodesis
La recuperación tras una artrodesis es un proceso gradual que requiere paciencia y dedicación. Generalmente, se divide en las siguientes fases:
Fase Aguda (Primeras Semanas):
- Control del dolor: Se utilizan medicamentos y técnicas de manejo del dolor para garantizar una recuperación cómoda.
- Movilización temprana: Se inicia la deambulación asistida para prevenir complicaciones como la trombosis venosa profunda y mejorar la circulación.
- Fortalecimiento muscular: Se realizan ejercicios suaves para mantener la musculatura y prevenir la atrofia.
Fase Subaguda (Semanas Intermedias):
- Aumento de la movilidad: Se progresa en la deambulación y se incorporan ejercicios de rango de movimiento para mejorar la flexibilidad.
- Fortalecimiento progresivo: Se intensifican los ejercicios de fortalecimiento muscular, especialmente de la zona abdominal y lumbar.
- Educación del paciente: Se enseña al paciente técnicas de higiene postural y manejo de la carga para prevenir futuras lesiones.
Fase Crónica (Meses Posteriores):
- Retorno a la actividad: Se trabaja en la progresión gradual hacia las actividades de la vida diaria y, eventualmente, el retorno al trabajo o al deporte.
- Mantenimiento: Se establecen rutinas de ejercicio para mantener la fuerza y la flexibilidad a largo plazo.
Andulación: Un Acelerador de la Recuperación
La terapia de andulación es una excelente herramienta en la rehabilitación post-artrodesis. Consiste en realizar ejercicios sobre un dispositivo sanitario que produce vibraciones aleatorias combinadas por calor mediante infrarrojos de onda corta. Esta terapia ofrece numerosos beneficios, como:
- Mayor densidad ósea: Estimula la regeneración de tejidos, en este caso de hueso nuevo, favoreciendo la consolidación de la fusión.
- Mejora de la circulación: Aumenta el flujo sanguíneo, reduciendo la inflamación y acelerando la reparación de tejidos.
- Fortalecimiento muscular: Aumenta la fuerza y la resistencia muscular de forma eficiente.
- Reducción del dolor: Alivia el dolor y la rigidez, mejorando la calidad de vida del paciente.
