El dolor crónico y el insomnio están estrechamente conectados, aunque son muchas las causas que pueden alterar el descanso, sufrir dolor prolongado en el tiempo, forma un círculo vicioso que desgasta la salud física y mental. Aquellos que sufren de dolor constante, saben que la noche, lejos de ser un momento de descanso, puede convertirse en una tortura de despertares y posturas incómodas, y si no descansamos bien, la sensación de dolor aumenta.
Por eso es muy importante tener unos buenos hábitos de sueño, que nos permitan dormir bien y poder sentirnos mejor y con menos dolor durante el día. Y sí, el alivio del dolor también será la clave para desbloquear un sueño profundo y reparador.
Trastornos del sueño
Por un lado, los trastornos del sueño son problemas relacionados con el descanso: dificultades para conciliar el sueño, despertarse durante la noche, conductas anormales durante el sueño, etc.
El insomnio es el trastorno del sueño más frecuente. Según la National Sleep Fundation, un 40% de la población sufre de esta condición. Se trata de la dificultad para quedarse dormido, y puede ser de dos tipos:
– Insomnio de inicio: Problemas para dormirse antes de 30 minutos.
– Insomnio de mantenimiento: Problemas para mantener el sueño.
Dolor crónico
Por otra parte, como ya hemos comentado en otras ocasiones, el dolor crónico es aquel que se prolonga por más de 6 meses y que no desaparece completamente con ningún tratamiento. Según las estadísticas, el 30% de la población mundial padece de dolor crónico. Casi cualquier afección puede llegar a cronificarse sin el tratamiento adecuado, puede ir desde dolores musculares que se cronifican como una cervicalgia, dorsalgia o lumbalgia a dolores neuropáticos como puede ser una ciática pasando por afecciones crónicas generalizadas como la fibromialgia, artrosis o artritis entre muchas otras.
¿Por qué el dolor interrumpe el descanso?
Cuando el dolor es persistente, tu sistema nervioso se mantiene en un estado de alerta constante. Incluso si logras conciliar el sueño, cualquier cambio de postura o el descenso natural de la temperatura corporal puede ser interpretado como una amenaza por tu cerebro, que dispara la señal de dolor y te despierta. Esto impide alcanzar las fases de sueño profundo (no REM) y la fase REM, ambas cruciales para la reparación de nuestro organismo.
Consecuencias de la falta de sueño en la percepción del dolor
El círculo se cierra cuando la falta de sueño empeora la situación:
Aumento de la sensibilidad: La falta de sueño reduce el umbral del dolor, haciendo que las molestias parezcan más intensas.
Menor capacidad de recuperación: Durante el sueño profundo es cuando el cuerpo libera las hormonas de crecimiento y repara los tejidos dañados. Si no duermes bien, el proceso de curación se ralentiza, cronificando todavía mas el dolor.
¿Qué significa «Descanso Profundo» o sueño REM?
El sueño profundo se divide en varias etapas. Las más importantes son la fase No REM (donde el cuerpo se relaja y se produce la recuperación física y celular) y la fase REM (donde se procesa la información y se recupera la mente). Para las personas con dolor crónico, alcanzar y mantener estas fases es vital para:
Reparación física: Durante el sueño profundo se liberan sustancias químicas antiinflamatorias y se reparan los microtraumatismos musculares.
Regulación nerviosa: Permite que el sistema nervioso se calme y desactive la alarma constante que produce el dolor.
Al reducir la intensidad del dolor antes de acostarse, le das a tu cuerpo la oportunidad de entrar en estas fases sin ser interrumpido, promoviendo la verdadera recuperación.
Consejos para un descanso sin dolor
Además de las opciones de tratamiento que pueda plantear el especialista y las terapias complementarias que pueda realizar, será imprescindible una buena higiene del sueño para maximizar los resultados:
Optimiza tu rutina nocturna: Una hora antes de dormir, reduce la actividad, baja las luces y evita cualquier pantalla. Lee un libro o escucha música suave.
Posturas para dormir: Si sufres de dolor de espalda, utiliza almohadas entre las rodillas (si duermes de lado) o debajo de ellas (si duermes boca arriba) para mantener la columna alineada.
Temperatura adecuada: Asegúrate de que tu habitación no esté ni muy caliente ni muy fría. Una temperatura ligeramente fresca ayuda a conciliar el sueño profundo.
Evita la auto-medicación: Si bien los analgésicos pueden ayudar, no abuses de ellos ya que pueden desencadenar otras afecciones que causen problemas secundarios.
Terapias complementarias
El enfoque más eficaz es atacar el dolor de forma constante y segura. Las terapias con dispositivos son una excelente opción porque se pueden usar en casa y se integran fácilmente a tu rutina nocturna.
Andulación
La andulación es una terapia que utiliza una combinación de vibraciones mecánicas aleatorias y calor infrarrojo para estimular la circulación sanguínea y linfática esencial para generar energía celular necesaria para desinflamar tejidos, disminuir el dolor y generar bienestar general. Además se trata de un tratamiento que actúa directamente sobre la relajación del sistema nervioso ayudando a que el descanso sea mas reparador.
La vibración rítmica tiene un efecto calmante sobre el sistema nervioso autónomo, ayudando a relajar la musculatura tensa y preparando el cuerpo para el sueño.
Magnetoterapia
La magnetoterapia aplica campos electromagnéticos de baja frecuencia para estimular la regeneración celular y reducir la inflamación.
Acción antiinflamatoria: Al actuar a nivel celular, ayuda a reducir la inflamación y el dolor persistente que a menudo es el culpable de los despertares nocturnos.
Tratamiento nocturno: Existen dispositivos que se conectan directamente al colchón y actúan durante las horas de sueño. También otros portátiles que permiten tratar zonas específicas o hacer un tratamiento mas localizado
Presoterapia
Realiza un masaje de compresión y descompresión secuencial que estimula el drenaje linfático y la circulación sanguínea.
Alivio inmediato: La solución perfecta para el Síndrome de Piernas Inquietas (SPI) o la sensación de piernas cansadas y pesadas o calambres, síntomas que obligan a levantarse y dificultan conciliar el sueño.
