Hoy se celebra el Día Mundial del Ictus con el objetivo de dar a conocer a la población la importancia de saber identificar sus síntomas para así poder mejorar su pronóstico y que su rehabilitación sea más llevadera. Des de iXalud queremos además visibilizar algunas de las secuelas de esta afección para así conscienciar de la importancia de un diagnostico precoz y la más rápida intervención en estos casos.
¿Qué es un ictus?
El ictus es un trastorno de la circulación cerebral que altera parte del cerebro. El término ictus proviene del latín ‘’golpe’’ y también se puede denominar a esta afección accidente cerebrovascular (AVC). Consiste en una interrupción brusca del aporte sanguíneo en una región del cerebro que provoca una alteración en su funcionamiento, al no llegar sangre, tampoco llegan los nutrientes y oxígeno que nuestro cerebro necesita, de esta manera, se verá afectado el tejido cerebral originando una serie de síntomas que variarán dependiendo de la zona afectada.
Generalmente se produce de forma inesperada y puede evolucionar en cuestión de minutos en un síndrome neurológico importante.
El riesgo de sufrir un ictus aumenta con la edad y afecta a hombres y mujeres de igual forma. Se trata de una de las causas más importantes de incapacidad permanente del adulto y además, puede provocar secuelas que afecten de manera importante la calidad de vida.
Por todo lo mencionado, es vital acudir de rápidamente a un centro hospitalario para establecer el tratamiento lo antes posible y aprovechar la neuroplasticidad del cerebro gracias a la cual, en las primeras horas, será más fácil recuperar las funciones cerebrales afectadas.
Tipos de ictus
Los ictus o AVC se clasifican según el motivo que los causa, si se trata de una hemorragia o una disminución brusca del flujo sanguíneo.
Factores de riesgo
Existen factores de riesgo que hacen que ciertas personas tengan mayor riesgo de padecer un ictus que otras, sin embargo, la mayor parte de estos factores pueden ser cambiados, tratados o modificados.
Los únicos factores que no podemos controlar son la edad y el sexo, pasados los 55 años, cada año que pasa existe un riesgo mayor de padecer un ictus, no obstante, esto no quiere decir que los jóvenes no los padezcan. Por otro lado, los hombres, se ven ligeramente más afectados por esta patología.
Síntomas
Los síntomas del ictus variarán en función del área afectada pero no suelen cursar dolor. Habrá que sospechar estar padeciendo un ictus si se da alguno de los siguientes síntomas:
- Pérdida de fuerza repentina en cara, brazo o pierna. Generalmente solo se verá afectado el lado izquierdo o derecho.
- Confusión, desorientación o pérdida de conocimiento repentino.
- Sensación de adormecimiento, acorchamiento u hormigueo en uno de los lados del cuerpo.
- Problemas en el habla: dificultad al hablar, articular palabras o comprender algo que se está diciendo.
- Sensación de vértigo o pérdida del equilibrio o falta de coordinación.
- Problemas repentinos de vista.
- Dolor de cabeza repentino o sin causa conocida.
Si el área afectada del cerebro es la izquierda, será la parte derecha del cuerpo la que se verá afectada, puede ir acompañada de pérdida de memoria y problemas en el habla al expresarse o comprender que se está diciendo.
Si el área afectada es la derecha, será la parte izquierda del cuerpo la que se verá afectada y podrá darse la situación de pérdida de memoria, visión y una actitud acelerada.
¿Qué hacer ante la sospecha de un ictus?
Ante la sospecha de estar padeciendo un ictus podemos realizar 3 sencillas pruebas que nos ayudaran a distinguirlo de otras afecciones:
- Asimetría facial: Sonreír o enseñar los dientes y que al hacerlo exista una asimetría entre ambos lados de la cara.
- Descenso de brazo: Cerrar los ojos y levantar ambos brazos durante 10’ y que no pueda sostenerse o se caiga uno de los brazos.
- Dificultades en el hablar: Repetir una frase de uso habitual y que se alarguen las palabras o use palabras incorrectas.
Ante cualquiera de estos resultados debemos contactar de forma ágil con urgencias. Una atención rápida podrá mejorar el pronóstico.
¿Cuáles son las secuelas de sufrir un ictus?
Tras padecer un ictus, el paciente puede presentar algunas secuelas o complicaciones ya sean físicas o cognitivas. A pesar de la rehabilitación no siempre se podrán recuperar todas las secuelas, la afectación puede variar dependiendo del tipo de accidente que se haya sufrido y del tiempo que se haya transcurrido hasta su tratamiento pudiendo quedar una discapacidad secundaria que afecte al movimiento, coordinación o control.
Secuelas físicas
En este apartado se engloban todas aquellas complicaciones que el paciente puede experimentar a nivel orgánico, las más comunes son los déficits motores, las alteraciones sensitivas o del lenguaje y la incontinencia urinaria.
Durante el proceso de rehabilitación de pacientes con déficits motores, lo más será trabajar para fortalecer la musculatura y mejorar el equilibrio, ya que en ellos existirá un mayor riesgo de caída.
En los casos en que existan trastornos relacionados con el habla, será necesaria la intervención de un logopeda como en los casos de:
Afasia: Incomprensión o problemas para emitir el lenguaje adecuado a la situación.
Disartria: Alteraciones en el habla al momento de articular palabras.
Mutismo: Incapacidad para pronunciar las palabras.
Aquellos pacientes que hayan sufrido alteraciones sensitivas en el lado donde presentan problemas de movilidad, en forma de hormigueo, sensaciones desagradables o falta de tacto deberán poner especial atención para evitar que se produzcan heridas o quemaduras.
En muchos casos, la espasticidad o contracción permanente de ciertos músculos puede causar rigidez, dolor, contracturas y dificultad de algunos movimientos, es probable que el especialista recomiende algún tratamiento complementario.
Aunque no sean secuelas habituales, también pueden aparecer otras lesiones, como alteraciones visuales, problemas de disfagia, dolor central o infecciones.
Alteraciones del estado de ánimo
Los pacientes que han sufrido un ictus también pueden experimentar alteraciones del estado de ánimo. Lo más habitual es que se produzcan en los primeros tres meses después del ictus, aunque existen casos en que se presentan más tarde. Los síntomas son similares a los de una depresión: trastornos del sueño, dificultad de concentración y falta de apetito.
Los problemas psicológicos más habituales son la depresión y la ansiedad, aunque también se encuentran casos de apatía, irritabilidad y falta de conciencia de las secuelas del ictus.
Alteraciones cognitivas
La forma más frecuente de deterioro cognitivo se presenta en forma de demencia, déficits de atención o disminución de la memoria. También hay pacientes que presentan alteraciones relacionadas con la orientación, la dificultad en la planificación y en la organización de las tareas.
Tratamiento
La atención necesaria tras haber sufrido un ictus dependerá de la zona afectada y se dividirá en 3 fases:
Fase aguda: Se trata de la fase que tiene lugar justo después de producirse el ictus, en ella se debe identificar el origen del AVC para poder realizar el tratamiento indicado según su tipo y afección. En el caso de los ictus hemorrágicos, se requiere una embolización para suministrar fármacos que permitan taponar o reparar las arterias rotas. En su contra, en el caso de los ictus por isquemia habrá que destruir el trombo que corta el riego sanguíneo con fármacos trombolíticos. Una vez estable el paciente, debería iniciarse el proceso de neurorehabilitación.
Fase subaguda: En ella se lleva a cabo la rehabilitación hospitalaria con la finalidad de lograr la máxima recuperación funcional posible para cada caso.
Fase crónica: Aquí es donde se activan los recursos de servicios sociales para ayudar a cada paciente y su familia a vivir con las posibles secuelas causadas por el padecimiento del ictus.
Según la zona que haya sufrido daño, las consecuencias o secuelas variarán:
Andulación como tratamiento
La terapia de Andulación puede ser una buena terapia complementaria para el tratamiento de algunas de las secuelas del ictus, sobre todo aquellas que afectan al aparato locomotor y las del estado de ánimo.