Las causas por las cuales las venas empiezan a dejar de funcionar son diversas, las comunes contemplan:
Además de esas causas, también existen diversos factores que pueden desencadenar esta afección como:
Factores genéticos: La insuficiencia venosa crónica es hereditaria.
Edad: con el paso de los años, las paredes y válvulas de la vena tienden a debilitarse y finalmente puede llegar a dilatarse.
Embarazo: Durante el embarazo existen varios factores como los cambios hormonales que provocan la dilatación fisiológica de las venas. También influyen el aumento de peso y la disminución de la actividad física.
Alteraciones hormonales: El empleo de anticonceptivos orales u otras terapias hormonales aumentan la dilatación venosa, siendo además una de las causas más frecuentes de trombosis venosa en las mujeres jóvenes.
Sobrepeso y obesidad: Incrementan la presión en las venas de la pelvis y las piernas, lo que deriva en un mayor riesgo de padecer varices y otras complicaciones.
Sedentarismo o la inactividad también influyen directamente. También las situaciones que dificultan la correcta circulación venosa.
La insuficiencia venosa crónica es un problema que debe diagnosticarse de forma eficaz ya que cuanto antes se detecte e inicie su tratamiento, mayores son las posibilidades de prevenir las complicaciones asociadas y el progreso de la enfermedad. Por este motivo, acudiremos al especialista en caso de observar alguno de los siguientes síntomas:
A medida que la enfermedad progresa, se puede producir hinchazón en los tobillos y piernas (edema), coágulos en las varices (varicoflebitis), o hemorragia por rotura de las varices (varicorragia). En el estado más avanzado de la enfermedad también pueden aparecer úlceras venosas.
Es común hacer el diagnóstico en base a la apariencia de las venas de las piernas estando de pie o sentado, además, es probable que también se incluya un examen físico y anamnesis que incluya los antecedentes familiares. Para un diagnóstico más preciso se puede realizar un examen de ultrasonido dúplex de la pierna se puede realizar para:
– Observar el flujo de sangre en las venas
– Descartar otros problemas con las piernas, como un coágulo de sangre
El diagnóstico se realiza basándose en los antecedentes y el examen físico. También se utiliza un sistema de puntuación clínico que evalúa 5 síntomas (dolor, calambres, pesadez, prurito, parestesias) y 6 signos (edema, hiperpigmentación, induración, estasis venosa, hiperemia que palidece a la compresión, dolor con la compresión de la pantorrilla) en una escala de 0 (ausente o mínimo) a 3 (grave), que se utiliza para determinar la gravedad del trastorno.
También es común realizar una ecografía dúplex del miembro inferior es fiable para excluir o confirmar la trombosis venosa profunda.
El tratamiento debe ser individualizado, ya que este variará en función del grado de afección y siempre se deberá contemplar un tratamiento conservador y preventivo para la insuficiencia venosa.
En cuanto a las medidas preventivas encontramos:
Con el fin de contrarrestar los factores que agravan la insuficiencia venosa.
Se aconseja el reposo con las extremidades inferiores elevadas; y se aconsejan el drenaje linfático y la hidroterapia que combina las duchas con agua fría y masajes.
También se recomienda utilizar medias compresivas o de descanso para facilitar la disminución de la hinchazón de la zona afectada y mejorar la funcionalidad del retorno venoso. Es importante elegir la compresión, talla y modelo adecuados, ya que será distinto para cada paciente, por lo que es esencial que las recomiende siempre un profesional sanitario.
Se realiza mediante fundas hinchables a diferentes presiones según las necesidades del paciente y bombas de compresión neumática.
Y también cabe la posibilidad que nuestro médico nos prescriba un tratamiento farmacológico para la mejora de la circulación o en casos más severos sea necesario recurrir a una cirugía vascular que será la última opción siempre que no haya funcionado otra cosa.
Gracias a los 3 principios básicos con los que actúa, la Andulación es un tratamiento eficaz para la insuficiencia venosa crónica desde la primera sesión de tratamiento. Partiendo de una posición ergonómica en decúbito supino (tumbado boca arriba) con las piernas ligeramente elevadas (por encima del corazón) no solo favorecemos el retorno venoso, sino que además la zona lumbar se corrige para evitar cualquier tensión que pueda existir.
A esta posición más que idónea para el tratamiento se le unen unas vibraciones mecánicas que ayudarán a bombear y conducir el riego sanguíneo de vuelta al corazón evitando que se acumule la sangre en las venas.
Además de activar el sistema circulatorio, actúa también como un estimulador del sistema linfático ayudándonos no solo a eliminar toxinas sino también los resultados de los procesos metabólicos y ayudándonos a fortalecer las defensas del cuerpo.
Finalmente, también dispone de un programa de reflexología podal que será de gran utilidad para activar y vasodilatar de forma indirecta a la zona a tratar todo el riego sanguíneo para dotar de oxígeno y los nutrientes necesarios las piernas desde su extremo más distal, el pie.