Aunque nadie conoce la causa exacta del síndrome de piernas inquieras, se cree que el origen de este síndrome guarda relación con un descenso de la dopamina, que es un neurotransmisor cerebral necesario para la realización y coordinación de movimientos.
En algunos casos, este síndrome puede ser debido a una lesión de los nervios periféricos, la disminución de los depósitos de hierro o por el aumento del ácido úrico en sangre.
Sin embargo, en la mayoría de los casos no se evidencia una causa del síndrome de piernas inquietas, y se define como idiopático. En estos últimos, puede existir un componente de predisposición genética, ya que al menos una tercera parte de los pacientes tiene antecedentes familiares.
En los casos en que se relaciona el síndrome con otras enfermedades, suele ocurrir con mayor frecuencia en personas con:
Y también en personas que:
El principal síntoma de esta afección es la necesidad imperiosa de mover las piernas impulsada por una desagradable sensación en ellas. Además, también se han descrito sensaciones en las piernas que incluyen:
Los síntomas suelen afectar por igual a ambas extremidades y se caracterizan en la mayoría de los casos por:
El diagnóstico del síndrome de las piernas inquietas se basa en la exploración clínica y en la presencia de cuatro criterios diagnósticos esenciales:
Existen una serie de tratamientos fisioterapéuticos que pueden contribuir de manera eficaz al alivio de las dolencias y además contribuir a eliminar las tensiones de la musculatura para prevenir que el desplazamiento empeore.
Algunos cambios de estilo de vida pueden ayudar a mejorar la afección y aliviar los síntomas.
Existen una serie de tratamientos fisioterapéuticos que pueden contribuir de manera eficaz al alivio de las dolencias y además contribuir a eliminar las tensiones de la musculatura para prevenir que el desplazamiento empeore.
La terapia de Andulación gracias a su efecto estimulante sobre la circulación y el metabolismo, el abastecimiento de oxígeno y nutrientes a las células mejora notablemente, además, resulta un método muy eficaz contra los trastornos del sueño, ya que aporta una relajación intensa y duradera.
El uso regular de esta terapia biofísica aumenta la resistencia al estrés y detiene sus efectos dañinos
El tratamiento de primera elección del síndrome de piernas inquietas idiopático serán los fármacos dopaminérgicos debido a su elevada efectividad en el control de los síntomas.
Otras alternativas son determinados fármacos antiepilépticos como la gabapentina, pregabalina, topiramato o la carbamazepina. En tercera línea, se aconsejan fármacos opiáceos como la oxicodona.
Gracias a los 3 principios básicos con los que actúa, la Andulación es un tratamiento eficaz para el tratamiento de algunos efectos del síndrome de las piernas inquietas desde la primera sesión de tratamiento. Partiendo de una posición ergonómica en decúbito supino (tumbado boca arriba) con las piernas ligeramente elevadas (por encima del corazón) no solo favorecemos el retorno venoso, sino que además la zona lumbar se corrige para evitar cualquier tensión que pueda existir.
Además de esto, la terapia de andulación resulta un método muy eficaz contra los trastornos del sueño, ya que aporta una relajación intensa y duradera.
El uso regular de esta terapia biofísica aumenta la resistencia al estrés y detiene sus efectos dañinos.