Todos los días realizamos numerosos movimientos sin ser conscientes ello. Nos volvemos dolorosamente conscientes de la complejidad de nuestro sistema musculoesquelético cuando nos encontramos de repente limitados en nuestras funciones de movimiento.
Columna vertebral, la estructura de la vida
La columna vertebral, el pilar de nuestro cuerpo, consta de treinta y cuatro vértebras separadas a su vez por un disco intervertebral. La columna vertebral también se encarga de conectar todos los componentes del esqueleto entre sí. Cráneo, esternón, brazos, pelvis y piernas están en contacto directo o indirecto con la columna vertebral. El núcleo de la columna vertebral está formado por la médula espinal, nuestro segundo sistema nervioso central.
La columna vertebral consta de cinco partes:
- Columna cervical
- Torácica
- Lumbar
- Sacro
- Cóccix
Cada uno de estos componentes consta a su vez de varias vértebras individuales: siete vértebras cervicales, doce vértebras torácicas y cinco vértebras lumbares, sacras y cóccix, dando un total de 34 vértebras.
Vista desde el lado la columna vertebral parece una doble S, una forma que no es un capricho de la naturaleza sino que tiene una gran utilidad. Cuando el hombre aprendió a caminar de pie obtuvo innegables ventajas, pero nuestro cuerpo quedó de repente más expuesto a los impactos. Para compensar este inconveniente la evolución creó un diseño especial para la columna vertebral. Gracias a esta forma de doble S las vibraciones se reducen y distribuyen de forma equitativa logrando así que, por ejemplo, el cerebro quede mejor protegido contra los choques cuando corremos.
El abc de la movilidad
Cada movimiento, por pequeño que sea, implica multitud de estructuras de nuestro cuerpo. Estas incluyen:
- Huesos. Los huesos están reforzados de forma similar al hormigón armado, donde una red de proteínas actúa a modo de estructura de acero, y rellenos de sustancias minerales similares al propio hormigón. Esta combinación hace que los huesos sean muy resistentes.
- Cartílago. Los extremos de los huesos están cubiertos con una capa de cartílago suave. Se trata de un tejido a la vez que elástico, con la función de proteger el hueso. Esta elasticidad permite al cartílago amortiguar impactos. Gracias al cartílago, la carga se distribuye en las superficies de la articulación y el hueso subyacente queda protegido contra el desgaste.
- Cápsula de la articulación. Esta cápsula rodea la articulación como una capa y le proporciona estabilidad. La cápsula se compone de dos capas. La capa exterior consiste en fibras de tejido conectivo que interconecta los huesos. La capa interna la forma la membrana sinovial.
- Membrana sinovial. La capa interior de la cápsula de la articulación contiene numerosos vasos sanguíneos, nervios y vasos linfáticos, formando el líquido sinovial que es secretado en la cavidad articular.
- El líquido sinovial. El líquido sinovial lubrica la articulación para hacerla más deslizante y proporciona nutrientes a la articulación a través de la sangre.
- Ligamentos. Estas hebras cortas de tejido conectivo sólido protegen las articulaciones
- Contra movimientos incorrectos.
- Musculatura. Las articulaciones pueden moverse gracias a los músculos.
Tendones
Los extremos de las fibras de los músculos forman los tendones, fuertes fibras de tejido conectivo que conectan los músculos a los huesos. Encontramos los tendones en zonas que se mueven mucho, como el codo.