La ciática está causada por lesión o presión sobre el nervio ciático. Es síntoma de un problema médico subyacente, ya que no constituye una enfermedad por sí sola.
La ciática puede producirse a partir de varias patologías:
Entre estas afecciones se encuentran las principales causas de la ciática, además de las infecciones de la columna vertebral y los abscesos.
Otras causas de la ciática pueden ser las constricciones inducidas como resultado de un tumor o la inflamación que resulta del tumor. Por último, la ciática también puede aparecer como consecuencia de la inflamación de las raíces nerviosas que pueden suceder al sufrir la enfermedad de Lyme.
La ciática se caracteriza por la aparición de dolores persistentes que nacen en la región lumbar e irradian hasta el pie a través de la parte posterior del muslo, dolor que normalmente sólo se siente en una de las dos piernas.
La ciática puede provocar picor y entumecimiento en las áreas doloridas, dolor que se puede intensificar al toser o estornudar.
El estrés físico es un factor que incrementa considerablemente el dolor y el malestar de la ciática.
El síndrome ciático provoca debilidad en las piernas, problemas intestinales y limita considerablemente la capacidad de moverse. El intenso dolor provoca grandes problemas, especialmente cuando el paciente intenta flexionar y torcer la parte superior del cuerpo.
En resumen, se puede identificar el dolor de ciática mediante estos síntomas:
Por lo general el diagnóstico de la ciática se puede hacer con bastante certeza tras la valoración de su sintomatología. Para localizar con mayor precisión el dolor y determinar el grado de la ciática se pueden hacer estudios adicionales, como pueden ser rayos X, TACs y resonancias magnéticas de la región lumbar y la cadera. Otros métodos diagnósticos utilizados para detectar la ciática son los análisis de sangre y los exámenes de ultrasonido.
En casos en que la ciática venga acompañada de parálisis, como puede ser debido a una hernia, también se pueden realizar exámenes neurológicos. En ocasiones también se hace una punción lumbar, que consiste en el drenaje y análisis del líquido cefalorraquídeo.
Los tratamientos del dolor de la ciática dependen del tipo de afección que ha causado el dolor: entre ellos se encuentran tratamientos a base de medicamentos, ejercicio físico controlado como la natación, o los masajes terapéuticos.
Cualquier tratamiento que se realice para aliviar el dolor de ciática debe ser supervisado por un médico especialista.
En algunos casos de ciática causada por una hernia de disco puede ser necesaria una intervención quirúrgica. Este es también el caso cuando existen alteraciones en las funciones de la vejiga o del intestino.
El dolor intenso que provoca la ciática se debe reducir gradualmente lo antes posible sea posible, normalmente mediante el uso de analgésicos inyectados directamente en el área afectada. Los anestésicos locales o antiinflamatorios como la cortisona se usan con bastante frecuencia para tratar el dolor de la ciática.
Esta nueva tecnología combina vibraciones específicas con calor por infrarrojos y una ergonomía horizontal del paciente, tres tratamientos naturales, no invasivos, indoloros y no medicamentosos muy eficaces para el alivio del dolor crónico. En el caso de la ciática, la andulación además consigue mejorar la microcirculación de la zona afectada, por lo que aumenta la irrigación e hidratación, favoreciendo una reducción de los síntomas más comunes de la ciática. Además de esto, actúa como neuroestimulador relajando así de forma eficaz y temprana las dolencias generadas por la ciática.
Esta técnica de la medicina tradicional china ha resultado ser en varios casos bastante efectiva para paliar el dolor provocado por la ciática.
Se recomienda mantener el calor en la zona lumbar afectada. Para ello, se pueden poner una bolsa de agua caliente o una almohadilla térmica en las zonas pertinentes.
La fisioterapia y los masajes son herramientas para tratar (e incluso prevenir) la ciática.
La terapia de andulación puede resultar un tratamiento muy efectivo contra la ciática.
El efecto combinado del calor infrarrojo profundo y las vibraciones por resonancia dirigidas a un único punto puede activar los receptores de los vasos sanguíneos. Esto produce una dilatación de los vasos y, como consecuencia, una clara mejora de la circulación sanguínea y del flujo linfático, lo que tiene un efecto de profunda relajación en todo el cuerpo; de esta forma se reduce la presión sobre el nervio ciático y se liberan los bloqueos que pudieran estar pinzando el nervio.
Los resultados del tratamiento biofísico conducen a un alivio rápido del dolor, gracias a la agradable sensación de las vibraciones que se superponen a las señales de dolor. La aplicación regular de la terapia de la Andulación hace que las hormonas endógenas (endorfinas) sean distribuidas para aliviar el dolor de forma permanente. Esto permite avanzar relativamente rápido y hace que los pacientes recuperen su movilidad.
El nervio ciático es el nervio más largo y más grueso del cuerpo humano. Comienza a partir de la médula espinal, podemos encontrar su raíz entre la cuarta vértebra lumbar y la segunda vértebra sacra y baja por la parte posterior de cada pierna. Controla los músculos de la parte posterior de la rodilla y de la región inferior de la pierna. Además proporciona sensibilidad a la parte posterior del muslo, parte de la región inferior de la pierna y a la planta del pie.
Funciones del nervio ciático: El nervio ciático recoge la sensibilidad de la cara posterior del muslo y de toda la pierna, captando datos como, por ejemplo, las observaciones de temperatura para transferirlas a la médula espinal, a través de la cual estos mensajes se transmiten al cerebro, donde son procesados y respondidos en consecuencia. Otra de las tareas del nervio ciático es la de guiar los impulsos cerebrales a través de la médula espinal y hasta la pierna para dar órdenes a los músculos.